jueves, 3 de junio de 2010

LÁPIDAS VADINIENSES DEL CONCEJO DE PONGA

Tres son las lapidas del concejo de Ponga, que parece ser marcan la comunicación del grupo

norte de las estelas vadinienses (Zona de Corao-Güeña ) con las de la zona sur (Zona Riaño-Esla). Estela de Septimio Silo de San Juan de Beleño. Esta estela fue encontrada en 1884 en terrenos donde estuvo asentada la vieja iglesia de la parroquia. Hoy se encuentra en el Museo Arqueológico de Oviedo. La piedra es irregular y las letras poco claras. El dedicante Aelius la dedica a Septimio Silus. Son muy interesantes los dibujos de ella. En la parte superior aparece un puñal de antenas y en la inferior figura un caballo, al que, por un desconchado de la piedra, le falta la cabeza. Más abajo, persiguiendo a un ciervo, hay otro caballo en cuyo cuerpo se lee el nombre del difunto, y en el cuello, del caballo, la palabra Ben. Estela de Superia (San Juan de Beleño). Estela de forma triangular, con el vértice hacia abajo, y que en su parte superior llevaba un círculo, hoy partido, en el que aparece la parte inferior de una figura humana que apoya su mano derecha en un palo o bastón. Delante de esta figura aparece un pequeño animal. El
dibujo total debía de estar rodeado de unos rayos que salían del circulo solar, acaso.
 Debajo de la
inscripción de la estela está un tosco dibujo de un caballo. En 1878 la estela esta ya en poder de Soto Cortés, en su palacio de Labra, de donde pasó al Museo Arqueológico de Asturias. Una tercera estela de este concejo de Ponga fue descubierta en la inmediaciones del Puente de Sellaño, en la Parroquia de Santa María de Cazo. Esta lápida fue regalada a Sebastián de Soto Cortés en el año de 1872, y aunque se sabe perteneció a la colección del Palacio de Labra, se da hoy por desaparecida.
 Para terminar recojo lo que M. Vigil dice con respecto a la incorporación de este pueblo vadiniense que, en mayor o menor intensidad, a la civilización romana: “La posibilidad por parte de los vadinienses de erigir monumentos en piedra, escritos en latín, demuestra dos fenómenos:

1º. La concentración de riqueza en ciertas capas sociales de este pueblo o de cada gentilitas concreta, ya
que el hacer fabricar monumentos funerarios, a pesar de su tosquedad, representa la utilización de un mano de obra ya especializada, como eran los lapidas, que grababan las inscripciones, y
2º. El que las inscripciones estén escritas en latín prueba, sino una romanización, si una latinización de la población, al menos en lo que se refiere a las capas más ricas y con más poder dentro de los grupos gentilicios. Pero también a través de estas inscripciones, se comprueba la ausencia de una romanización profunda, pues en ellas aparece con claridad la organización indígena, no romana, de los vadinienses.”
Fuente: Conferencia pronunciada por don Celso Diego Somoano, cronista oficial de Cangas de Onís, en la Casa del Médico de Corao, el día 11 de mayo de 2002

No hay comentarios:

Publicar un comentario